Después de las elecciones hemos asistido a algo prácticamente novedoso en nuestra democracia: los pactos. No estábamos acostumbrados a esta cultura política del consenso y el acuerdo. El compromiso y la negociación se vuelven claves tras unos comicios donde los ciudadanos nos han demostrado lo que quieren. Y ya no quieren mayorías absolutas que oscilen entre dos. Ganar unas elecciones ya no garantizan gobernar.
Quien quiera que lo entienda y quien no que siga dedicándose a decir ante cualquier micrófono que quienes han sabido pactar han conseguido éste o aquel gobierno siendo “perdedores”. A algunos la legitimidad anterior que le dieron las urnas se la ha quitado sus acciones. Tal vez deban reflexionar sobre los resultados que les ha dado esa política de austeridad que han llevado a cabo y que siguen defendiendo diciendo que ha sido la correcta. En el año 2014 el gasto público es dos mil millones menos que en el año 2011. Los recortes han afectado principalmente a servicios esenciales como son la sanidad y asuntos sociales (15 %) o la educación (28 %). Y todo ello con la excusa de mejorar la situación financiera de la comunidad. Ni eso han conseguido. En 2014 casi han doblado la deuda que había en el año 2011. Y si hablamos de empleo tenemos 80.000 puestos de trabajo menos.
Y aún se permiten salir públicamente estos días y preguntar si “los del acuerdo” van a bajar las ratios en educación pública. Lo preguntan una semana después de que ellos, “los ganadores”, autorizaran a los coordinadores provinciales para incrementar en un 10 % las ratios en todos aquellos centros que fuese necesario. También dicen que les preocupa sí “los del acuerdo” van a seguir externalizando y derivando pacientes a la sanidad privada. Y lo dicen quienes llevan 4 años haciéndolo y además han reducido camas hospitalarias, desmantelado unidades sanitarias y mermado el personal sanitario. Incluso ahora aseguran que les preocupan los dependientes. En estos últimos cuatro años parece que no les han importado porque ha aumentado en un 131% el número de personas dependientes que no reciben alguna prestación o servicio y más de 8.000 personas en situación de dependencia siguen esperando a recibir las ayudas que les corresponden. También preguntan a los “perdedores” que va a pasar con los colegios concertados o los profesores de religión. Por la situación en la que han dejado a la educación pública o por los miles de docentes que ellos han despedido no se interesan.
Esta herencia, esta realidad por la que ahora preguntan y que es la que ellos nos han dejado, es la que ha hecho que demasiados ciudadanos y ciudadanas de nuestra comunidad nos hayamos convertido en los verdaderos perdedores de esta última legislatura. Perdedores en derechos y servicios. Y como perjudicados nos hemos interpuesto en las urnas. Hemos dejado claro con nuestro voto que queremos dejar de ser los damnificados de las mayorías y hemos apostado por la representatividad. La que está intentado aunar alternativas a esa mayoría que llegó y arrasó con todo. Sí tras las últimas elecciones hay algún perdedor en nuestra comunidad , tengamos claro que no son ni los ciudadanos y ciudadanas de nuestra región, ni quienes ellos y ellas han elegido para pactar y conseguir que cambie esta herencia que otros nos han dejado.
Comentarios
Cargando...