¿Cómo explicar una idea en la que creemos para conseguir que los demás crean? Y digo creer porque, hoy en día, para que un proyecto llegue a buen fin es necesario creer: creer que si todos y todas ponemos de nuestra parte se puede conseguir. Y lo que queremos conseguir es que nuestra ciudad pase a ser una ciudad donde una de sus funciones principales sea la formación para y por la ciudadanía.
Hasta ahora considerábamos que la familia y la escuela seguían siendo los máximos responsables del proceso educativo. Sin embargo, estos dos pilares se han visto colapsados por una sociedad en constante cambio y evolución. La educación ha dejado de ser un mero proceso de transmisión de conocimiento. Aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser, se han convertido en las bases del desarrollo integral humano.
Es por ello por lo que la educación debe ser capaz de formar personas capaces de evolucionar, de adaptarse a un mundo en rápida mutación y de dominar el cambio. Requiere un proceso individual y colectivo en el cual la participación pase a tener un papel substancial. Debe tener una dimensión global basada en la igualdad de oportunidades, en la promoción individual y colectiva y fundamentada en los valores democráticos.
Por lo tanto necesitamos un compromiso de toda la sociedad: una ciudad educadora. Un proyecto de ciudad y para la ciudad, que se comprometa explícitamente con unos valores y una forma de hacer, que piense qué escuela quiere, que la educación va más allá de la escuela y que establezca un compromiso ciudadano e institucional con la educación.
Apostaremos por un proyecto que “invertirá” en la educación, en cada persona, de manera que ésta sea cada vez más capaz de expresar, afirmar y desarrollar su propio potencial humano, con su singularidad, creatividad y responsabilidad. Promoveremos condiciones de plena igualdad para que todos y todas puedan sentirse respetados y ser respetuosos, fomentando el diálogo y la participación en todo este proceso. Conjugaremos todos los factores posibles para que pueda construirse una verdadera sociedad del conocimiento, sin exclusiones, creando un verdadero ambiente educativo ciudadano.
Realizar estas reformas implica necesariamente que mantengamos la mirada fija hacia el largo plazo, hacia el mundo de las generaciones futuras frente a las cuales tenemos una enorme responsabilidad. Con constancia, colaboración ciudadana y voluntad política conseguiremos reinventar la ciudad como lugar de aprendizaje permanente y avanzaremos hacia una ciudad más igualitaria, solidaria, pacífica, inclusiva y participativa.
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